Tallin, la capital de Estonia, es una ciudad maravillosa y no necesito decírselo con seguridad. Cruzar su pueblo medieval tiene un fuerte encanto, pero lo que más me llamó la atención durante la visita fue su parte menos romántica. Me refiero a la zona portuaria donde aún hoy existen numerosos edificios abandonados de evidente memoria soviética y con edificios históricos de arqueología industrial.
Digamos que es una forma diferente de ver la ciudad y lo que puede ofrecer.
Es en esta parte de Tallin donde el Puerto de hidroaviones de Lennusadam, un gigantesco hangar militar de principios del siglo XX que ahora se ha transformado en museo y espacio de exposición. Justo enfrente del imponente edificio hay un antiguo depósito militar con vehículos semiabandonados y casi parece estar en una película de James Bond.
El complejo de Lennusadam es tan impresionante por su tamaño que en su interior encontrarás no solo un gran submarino soviético que también se puede visitar en su interior, sino también decenas de reliquias del período de la Guerra Fría, barcos y más. El Lennusadam es también un museo de la Armada de Estonia y como espacio de exposición se completó en 2012.
Es abierto de octubre a abril y los costes no son precisamente baratos teniendo en cuenta que no estamos hablando de la National Gallery de Londres, de hecho son 10 euros para visitar el puerto de hidroaviones que se convierten en 14 euros si además quieres echar un vistazo al Museo Marítimo. En verano también tiene aperturas especiales, pero es necesario seguir su página web.
Sin embargo, no hay escasez de descuentos y puedes encontrarlos en el sitio. Claramente es algo diferente a lo habitual y para ver de qué estoy hablando también puedes hacer clic en su video promocional con un claro sabor a 'Guerra Fría'.