Lipari Sin duda es un destino de verano, pero planificar tus vacaciones con Imperatore Travel ahora mismo no es una mala idea. Estuve allí en septiembre pasado. Esta isla fue nuestro "hogar" durante unos días y pudimos recorrerla más fácilmente. No fue un sorbo y listo, sino un sabor lento, como tomar un té a las cinco en estos días fríos.
- Comer en Filippino e il Carasco
Además del restaurante Filippino, una institución en la isla y más allá, otra excelente opción es el Restaurante Carasco. Tuve la suerte de comer directamente en la terraza del restaurante y la vista te deja sin palabras: el azul profundo del mar que rodea la isla choca con la blancura de la estructura. Los interiores del edificio son elegantes y recuerdan la arquitectura tunecina, hechos de contrastes cromáticos y líneas y formas claras. La cocina es refinada y ligera, realzando los gustos de los productos locales: todavía pienso en esos fantásticos rollitos de pez espada y la pastiera al horno de Palermo.
- Visita el castillo de Lipari
Lipari no tiene castillo pero se define como tal el conjunto de restos arqueológicos y edificios históricos que se ubican en uno de los puntos más altos de la isla. Los hallazgos históricos incluso se remontan al Neolítico, patrimonio histórico de inestimable valor que además de brindar al visitante un espectáculo único en su género: no solo del Neolítico precisamente, sino que también se remontan a Magna Grecia, el Imperio Romano, sino también a la Catedral de San Bartoleo, patrón de las Islas Eolias, que data del siglo XII. Tampoco debe perderse una visita al Museo Arqueológico, segundo en Sicilia por su importancia. Dada su posición, desde el Castillo se puede admirar un espléndido panorama de Marina Corta, parte de la costa de Liparota.
- Paseo por el curso de Lipari
Como todo pueblo pequeño, Lipari también tiene su calle principal donde se abarrotan tiendas de todo tipo. Además de las habituales tiendas de souvenirs, no se pueden perder los asadores: calzoni, pizzette pero sobre todo arancine para todos los gustos. Seguro que los clásicos son los de la norma, con mantequilla y salsa de carne pero hay muchos otros sabores. Si no quieres irte de las islas sin un recuerdo que no sea el clásico imán de nevera, te recomiendo que compres unas alcaparras. Aquí también hay una vergüenza de elección: los encontrará a granel, envasados al vacío, en paquetes de medio kilo y un kilo; la única precaución es que la etiqueta especifique que provienen de Malfa (una aldea de Salina), para evitar comprar alcaparras de Túnez.
- Compra los dulces de la Sra. Marisa
A pocos pasos del centro de la ciudad, en la pedanía de Pianoconte, se encuentra el laboratorio de la Signora Marisa que produce los mejores Sesamini de la isla. Entrar en su laboratorio es un poco como ver a la abuela que con su experiencia y su dulzura te prepara tu merienda: la pasión y sencillez con la que nos enseñó a hacer dulces me dio el entusiasmo de una niña. Marisa lleva muchos años horneando dulces pero también tiene un pequeño restaurante donde degustar su cocina.
- Admira el panorama desde Quattrocchi
Quattrocchi no es el nombre de un pitufo sabelotodo, sino también de una fracción de Lipari: el nombre indica la belleza surrealista del panorama que se puede admirar con más de un par de ojos, pero con dos. Y efectivamente lo es: hay puntos estratégicos que los guías locales te mostrarán donde puedes llegar para disfrutar del espectáculo. Y si durante unos minutos apartas la vista de la vista, es posible que encuentres pequeños trozos de obsidiana: regalar es regalar un trozo de felicidad, el mejor recuerdo para llevar a casa.