La visita al Castillo de Miramare en Trieste, por qué vale la pena, cómo llegar y precio de la entrada. Esto es lo que puede ver en Trieste, lea la publicación.
El castillo de Miramare es de una belleza inolvidable. Es imposible visitar Trieste sin dejar parte del día para descubrir esta fortaleza con características únicas.
O al menos, no es así como se suelen imaginar los castillos. Hoy, sin embargo, es un museo, donde se puede visitar tanto el interior como el maravilloso parque exterior.
Construido en 1856 como casa de Massimiliano D'Asburgo sobre un espolón rocoso, el objetivo era que siempre pasara por alto el mar. Desde cualquier ángulo que mires. De ahí el nombre "miramare".
Los interiores del castillo de Miramare
Y de hecho la impresión que se tiene al entrar en el castillo es precisamente la de estar en un barco. E incluso el mobiliario interior, las ventanas y la distribución de las habitaciones son perfectos en estilo marino.
En el interior del castillo residía el Archiduque Maximiliano de Habsburgo, junto con su esposa Charlotte de Bélgica. Verá los dormitorios separados. Llama la atención que son habitaciones muy pequeñas, a diferencia de lo que cabría esperar de una vivienda de lujo.
La razón radica en el hecho de que incluso las habitaciones debían seguir las de un barco y de ahí su reducido tamaño. Caminando por el interior del castillo notarás inmediatamente la distinción entre las habitaciones privadas, donde predomina el azul, y las públicas, donde el color predominante es el rojo.
La planta baja tiene un carácter más familiar e íntimo, mientras que el primer piso, que era el reservado para los huéspedes, presenta suntuosos adornos y tapices con símbolos imperiales. El estilo en el que se construyó el castillo es ecléctico, es decir, un mezcla de gótico, renacentista y medieval.
El parque del Castillo de Miramare
Si los interiores del castillo de Miramare te han dado una imagen de la vida noble de mediados del siglo XIX, el parque te dejará sorprendido por la variedad de valiosas especies botánicas que se encuentran allí.
Ben 22 hectáreas de parque, lleno de plantas de todo el mundo. Basta pensar que desde Austria Maximiliano mandó sacar carros y carros de tierra y pinos negros para rodear el castillo y defenderlo de la Trieste bora. En cambio, de México, trajo muchas otras especies de plantas que fueron a enriquecer el hermoso parque.
La vista desde el jardín es preciosa.. De hecho, estamos frente al mar, en el promontorio de Grignano, con vistas al golfo de Trieste.
Árboles, caminos, estanques y glorietas, en perfecto estilo romántico inglés, predominan en la zona este. Al oeste, en cambio, encontramos jardines a la italiana y parterres bien cuidados alrededor del pequeño puerto. Si pasa por Trieste, no se pierda la visita a este hermoso castillo.
El castillo está abierto todos los días de 9 a 19 y la entrada cuesta 8 euros.